Los embutidos en la historia
Actualmente la carne de cerdo y sus embutidos cumple con las exigencias del consumidor, quien demanda que un alimento sea nutritivo y saludable.
Las formas y modos de adquirir estos productos han evolucionado tanto que ya desde casa podemos comprar embutidos y carne online, sin olvidar el origen de estos.
Los embutidos tienen existencia e identidad a partir del uso de la sal para la conservación de los alimentos. Esta sustancia aparece en el año 3000 a.C., con el reinado del egipcio Simer, donde los alimentos sazonados (como la carne y el pescado) eran ya comercializados. La sal era un poco costosa, ya que no era algo tan común como lo es en la actualidad, por ejemplo los egipcios la adquirían del desierto y los judíos del Mar Rojo.
En la prehistoria, el hombre conservaba la carne cortándola en tiras finas y dejándolas secar al sol. En ocasiones extraía la carne, la polvorizaba y la mezclaba con la grasa. Posteriormente, con el descubrimiento del fuego, las posibilidades de conservación aumentaban, pudiendo beneficiarse del uso del humo y la cocción.
En el siglo XV el ganado se criaba fuera de las ciudades, se mataba a los animales en salas de despiece, y se vendían las piezas a las carnicerías. Pero con los cerdos era diferente, ya que seguían criándose en las villas, se mataban en las calles y el embutido era elaborado por la familia. Esta costumbre es algo que aún perdura en muchos pueblos de la península.
Hasta mitad del siglo XIX no llega el desarrollo en cuanto a la elaboración de productos cárnicos, muy ligado al progreso de la industrialización, en donde se daba mayor libertad al comercio y a la circulación de mercancías. En la época de los grandes descubrimientos hubo un resurgimiento del uso de gran diversidad de condimentos en la realización de embutidos.
Podemos ver, pues, que los embutidos no son un invento de hoy, ya en el siglo IX a.C. Homero descubrió el consumo de morcillas, en su obra literaria La Odisea se nombra la tripa rellena con sangre y grasa que podía asarse al fuego. Este es uno de los relatos más antiguos que tenemos del embutido. Otras obras literarias de la Grecia clásica hacen mención también al jamón, al tocino y a los embutidos, como en una comedia de Aristófanes en donde el personaje principal aparecía con un tarro repleto de chorizos.
Algunos historiadores creen que el origen de algunos embutidos se centra en la época de los romanos. Concretamente el botellus romano al que hace referencia el gastrónomo Marcus Gavius Apicius, del siglo I d.C., en el libro De recoquinaria, que podría ser el antecedente del botelo o botillo del Bierzo. Aunque hay diversidad de opiniones, ya que otros creen que fueron los monjes del Monasterio de Carracedo, situado en la sima berciana y que se remonta a la época medieval, o que pudo ser concebido por un monje eremita; de hecho, en ambos casos se alude al término butiro, botulus o botellus en los documentos (inventarios de alimentos) que se guardan de esa época, al final del primer milenio. Lo cierto es que terminó convirtiéndose en un manjar para los más pudientes y las grandes personalidades, reyes, obispos, etc. No obstante, lo que sí está claro es que los romanos tenían mucha afición hacia los embutidos, prueba de ello es la gran variedad de longanizas que elaboraban y que el botulus era una especie de morcilla que se vendía por las calles.
Entre alguna de las anécdotas en las que el embutido es el protagonista podemos destacar en concreto el “chorizo” que viajó al espacio con el astronauta Pedro Duque, con lo que se podría decir que es una de las cosas del mundo que más lejos ha viajado, o que Alfonso XII (rey de España, 1874-1885) era un auténtico fanático del “salchichón” (sobre todo de Vic), y dicen que cuando visitaba la ciudad de Vic siempre tenía que hacer tres cosas: visitar al obispo, la catedral y la fábrica de salchichones.
Durante la historia, el embutido ha ido evolucionando adaptándose a las necesidades de las distintas épocas hasta llegar a nuestros días, en los que la elaboración ha encontrado un apoyo en los nuevos avances tecnológicos.
Fuente consultada: www.mercadosmunicipales.es
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